Los modelos remotos o híbridos llegaron para quedarse y como líderes contamos con el desafío de transmitir claridad mientras generamos un clima de seguridad psicológica en nuestro equipo. Sin darnos cuenta, en una reunión en persona 90% de lo que interpretamos viene de las expresiones faciales, las posturas, la velocidad/intensidad de la voz... Más allá del contenido, leemos intención y leemos cuán seguro es el espacio para tomar riesgos. Y si incluso todas esas pistas fallan, tenemos la oportunidad de chequear de forma inmediata.
Los mensajes de texto, audio, emails e incluso videoconferencias requieren que seamos intencionales como líderes en la elección del canal y cómo transmitimos con las limitaciones y posibilidades del medio.
En su libro Digital Body Language: How to Build Trust and Connection, No Matter the Distance Erica Dhawan destaca la importancia de las siguientes dimensiones:
Valorar de forma visible: una sonrisa, un apretón de manos, un hablar haciendo contacto visual en lugar de hacer otras cosas al mismo tiempo se vuelven invisibles o difíciles de implementar en la comunicación a distancia. Se trata de estar atentos y conscientes de los otros mientras mostramos que los apreciamos y los valoramos. El reconocimiento explícito, el tomarse el trabajo de revisar que cada mensaje que enviamos tenga el tono adecuado y sea fácil de leer, contestar según tiempos acordados. Todo eso habla del respeto que tenemos por compañeros y colaboradores.
Comunicar cuidadosamente: significa invertir tiempo en reducir la ambigüedad en nuestros mensajes, que puede dar lugar a malos entendidos e interpretaciones inadecuadas. Implica entender qué necesita cada miembro para realizar de forma efectiva su trabajo. ¿Qué nivel de formalidad/informalidad requiere esta comunicación? ¿Cuánto contexto debo proveer? ¿Cuál es el tiempo de respuesta para este pedido que me hizo un integrante del equipo?
Colaborar con confianza: generar el espacio para que las personas se puedan comunicar con libertad de tomar riesgos interpersonales, donde todas las voces son escuchadas y sin la presión de tener que responder de forma inmediata a mensajes de baja prioridad sólo porque vienen de el jefe/la jefa. Se trata de ser conscientes de la asimetría de poder que sucede si el jefe/la jefa está en una sala con parte del equipo y los otros se conectan de forma remota. Tener en cuenta las zonas horarias (¿la reunión siempre es temprano en la mañana o tarde en la noche de la misma persona?). Las expectativas sobre los mensajes fuera de horario laboral. Entender que el beneficio de la duda con respecto a la intención se vuelve aún más significativo.
Confianza plena: esto es posible cuando honramos nuestros compromisos, somos sinceros entregamos según lo prometido y aseguramos la participación de todos los miembros.
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