
A veces, nuestros objetivos sólo refuerzan nuestros hábitos y formas de pensar actuales. Esto no siempre es malo, pero rara vez consideramos si deberíamos cuestionarlos o ver las cosas de manera más amplia.
Las metas nos permiten progresar, pero sin contexto ni reflexión, podemos acabar en un lugar no deseado. Creemos que para conseguir lo que queremos, necesitamos cambios radicales de puesto, de compañía, de responsabilidad, de paga, de flexibilidad, de jefe.
Quizá lo que realmente queremos es desarrollar una nueva habilidad, mejorar la relación con nuestro jefe, o tener más oportunidades. A veces, los grandes cambios son necesarios, pero otras veces, los pequeños ajustes pueden ser más efectivos. Y por otro lado, no debemos olvidar que nos llevamos a nosotros mismos a ese próximo paso y arrastraremos formas de vincularnos también. Mientras que es cierto que nuestro entorno nos condiciona, también tendemos a repetir nuestros patrones, especialmente si no les prestamos atención.
¿Qué podemos hacer para asegurarnos de que realmente estamos avanzando?
Explora con tu red. Pregunta a tus contactos sobre el mercado laboral que te interesa. ¿Qué interrogantes necesitas responder realmente?
Reflexiona sobre tu perspectiva. ¿Cuántas de esas metas has asumido sin pensar? ¿Necesitas cuestionarlas?
Entiende las variables afectadas. A veces damos por sentado lo bueno de nuestra situación actual y pensamos que sólo cambiaremos lo negativo. ¿Qué aspectos positivos de tu situación actual no estás considerando y cuán importantes son para ti?
¿Qué es posible ahora? ¿Qué pequeños cambios puedes hacer ahora, con poco esfuerzo y riesgo, que te acerquen a lo que realmente buscas?
Suscríbete al newsletter mensual de www.sabinapeskincoach.com sobre Liderazgo y Coaching.