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Los beneficios de no delegar




Vamos a capacitaciones y en todas nos hablan de la importancia de delegar para ser líderes con efectividad. Tomamos apuntes, hacemos los ejercicios. Sin embargo, la retroalimentación que recibimos meses después de nuestro equipo o superior es que no lo estamos haciendo.


Luego del enojo que nos invade por haber incumplido con nuestra meta de desempeño o las expectativas del equipo, podemos pasar a otro momento y reflexionar.


Por buenos que parezcan los motivos que nos empujan delegar, evidentemente hay algo que no está sucediendo. ¿Es que acaso sin darnos cuenta estamos obteniendo un beneficio secundario al concentrar tareas que pueden tomar nuestros colaboradores?


Ser los héroes o las heroínas


Queremos seguir siendo reconocidos por nuestra impecable ejecución. Estar en el centro de los halagos y ser vistos como salvadores. Recibir ese email de felicitaciones donde nosotros fuimos quienes nos destacamos. Delegar implica transicionar el protagonismo al equipo y que nuestro ego pase a otro plano.


Ahorrar energía a corto plazo


Para que los miembros absorban la responsabilidad que estamos concentrando nosotros necesitan tener las competencias y adueñarse del problema. Eso lleva tiempo y energía de nuestra parte enseñando y acompañando.


Tener control


Nos gusta mucho nuestro “cómo lo hacemos”. Estamos enamorados de nuestra forma de hacer las cosas y cualquier desviación parece mínimamente cuestionable. Moverse del foco en el “cómo” al “qué” implica una pérdida en mayor o menor medida de la manera que a nosotros nos gusta.


Evitar la incomodidad de conversaciones difíciles


Delegar dista de ser lineal. Requiere instancias de retroalimentación y expone a conversaciones que pueden llevar al enojo de nuestros colaboradores. Y posiblemente no son las situaciones que más disfrutamos como líderes.


Huír del miedo a enfrentarnos a desafíos más grandes


¿Qué pasa si transicionamos nuestras responsabilidades a nuestros colaboradores? ¿Ahora qué? Hay desafíos más grandes y complejos muy sencillos de evitar cuando estamos "demasiado ocupados” absorbiendo trabajo que debería hacer alguien más. Los nuevos retos implicarán desarrollar nuevas habilidades, riesgos e incluso interactuar con personas con las que no nos sentimos a gusto.


¿Qué puedes hacer?

  1. Aceptar lo que sea que te esté pasando, traer a la luz qué te está trayendo incomodidad. Te puede servir mover la atención del arduo proceso a la finalidad, las oportunidades que se abren al haber delegado: lograr proyectos de mayor impacto, energizar al equipo con autonomía, puestos de gran alcance, resolución de temas que estaban limitados por la visión anterior e incluso redescubrir tu tiempo libre.

  2. Se trata de un proceso. Necesitas identificar quiénes pueden tomar las responsabilidades a transicionar, revisar qué habilidades requieren desarrollar y acompañar con mayor cercanía hasta que alcancen un umbral aceptable.

A partir de esas instancias, estarás invirtiendo menos energía al haber establecido una palanca poderosa para lograr tus resultados como equipo.


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Gracias MonkeyFit por entrevistarme sobre la Gestión del Tiempo. 60 mins (link)


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