¡Qué placer cuando con pocas palabras nos entendemos y avanzamos!
¿Qué ocurre cuando queremos actuar según nuestras ideas y las personas involucradas no están de acuerdo?
Es natural que esa fricción nos lleve a pensar que mejor sería ser parte de otro grupo.
Sin embargo, a la larga, las perspectivas alternativas nos enriquecen. Nos alientan a ver un panorama más amplio y alcanzar mayor impacto.
Quienes observan de una manera distinta a la propia
Detectan detalles clave en nuestros puntos ciegos. ¿Qué consecuencias tiene obviar lo que ignoramos?
Tienen acceso a fuentes de información adicionales debido a su especialización, cercanía o afinidad. ¿Qué sucede si omitimos esos recursos?
Acuden a más enfoques para tomar decisiones. ¿Qué pasa si sólo actuamos por consenso o sólo dando órdenes, sólo con nuestra autonomía o sólo acudiendo a otros, sólo con datos o sólo con intuición?
Una propuesta útil es comenzar a buscar esas discrepancias y registrarlas de otra forma. ¿Qué podemos aprender de ellas? Si no las hay, ¿necesitamos acaso más diversidad en nuestro entorno?, ¿estamos como grupo generando las condiciones para que podamos tomar el riesgo de disentir?
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